12.12.08

"John Proctor"

Uno llega al mundo en blanco. Virgen.
Ni bien pone un pie sobre esta tierra, un grupo de amigos cercanos al padre y a la madre se le abalanzan y ahí comienzan las definiciones. - Tiene una nariz igual a la del padre - dirá un primo. - Se pone todo colorado cuando llora, igual que la madre - dirá una abuela.
Desde ese momento comenzarán a escribir en uno, como en un cuaderno en blanco, renglones y renglones de parametros y mandatos a seguir, distiguiendonos así del resto y definiendonos como seres unicos e irrepetibles pero a la vez contagiados de similitudes ajenas.
Con el tiempo nos enseñaran a discernir el bien del mal. Lo correcto de lo incorrecto. Mas tarde nos aleccionarán con cuestiones mas precisas. Y llegará un punto en donde formaremos una versión personal y subjetiva de nuestra moral y nuestra etica.
Algunos, hasta tomaremos estas dos como un mandato. E intentaremos vivir nuestra vida bajo estos parametros, que, inculcados o adquiridos, nos guiaran por el camino de lo incierto.
Pero lo cierto es, que mientras mas vamos caminando, son mas los momentos en donde todo aquello en lo que creemos se nos pone a prueba.
O nos devora el anhelo de aquello que no alcanzamos, o nos devora lo que hacemos para llegar hasta esa meta. Pero son varios los momentos en donde nos sentimos devorados. Masticados por una boca gigante que nos paladea y nos escupe.
Hay dias en los que uno hace un procer de si mismo y se embandera en su meta y en su etica. Hay dias en donde se siente capaz de no claudicarle a ninguna de ellas. Y uno es su mejor soldado. Su mas fiel guerrero capaz de ganarle a cualquier epopeya.
Hay otros en donde uno juega con el borde del abismo, y un hambre feroz de inmediatez lo transforma en presa facil, en docil marioneta que agacha la cabeza.

Persistir o claudicarse.

Una de esas cosas que me interrumpen las siestas.

5 opinaron al respecto:

Jules Pantëre dijo...

Diría la astróloga que estás vivenciando el típico retorno de saturno, amigo.
Lo que redundaría en un cuestionamiento de todos los mandatos heredados y, al mismo tiempo, en un sentir el peso y la fuerza que ejercen esos mandatos sobre uno mismo.
Arquetípicamente, el retorno de saturno se atraviesa a partir de los 27 años, pero en almas muy evolucionadas, puede suceder antes...

carmela dijo...

Que nada nos devore, o al menos sin permiso...






Oh, juremos con gloria morir.

Tefilina dijo...

Nacemos con el "YO" (el pecho) pronunciadísimo, como estregándonos a la vida... tenemos respiración costodiafragmática (la correcta)... a medida que vamos creciendo, nuestro "YO" se va opacando por preocupaciones, mochilas pesadas o simplemente por miedo a darse.
Y encima respiramos como el culo.

Anónimo dijo...

dios ha muerto

m. dijo...

En vez de persistir o claudicarse, leí prostituir o claudicarse.

¡Patria si, colonia no!