27.11.08

"Carta a Juan Carlos, Epílogo"

Buenos Aires, 29 de Mayo de 1999
Querido Juan Carlos:
Ante todo quiero pedirte disculpas por no volver a escribirte durante tanto tiempo. No se si habrás leido mi carta, dado que no tuve respuesta. Aunque también comprendo que te debe haber sido dificil responderme. Probablemente pensarás que me volví loco. Aunque si pensaste eso deberías haberme llamado para cerciorarte.
Lo cierto Juan Carlos, es que estoy bien. Muy bien de hecho. Desde aquella carta en la que te escribí pasaron muchas cosas. Con el devenir de los dias, las semanas... los meses, fuí acostumbrandome a llegar a mi casa luego del trabajo y encontrarme al Avestruz jugando damas chinas, o absorta mirando cine francés.
De a poco fuí callando mis preguntas acerca de como un avestruz había entrado a mi casa o aun mas, de como era capaz de ir a comprar el diario, encender la televisión o prepararme un té.
Obsecuentemente fuí accediendo a mí nueva rutina y con el tiempo hasta llegué a angustiarme cuando algunas noches el pajarraco llegaba tarde y no me recibia con sus graznidos.
Una sola vez me animé a contarle a alguien de todo esto. Fue cuando Usuriaga, de contaduría, me invitó a jugar al fútbol. Le contesté que no podía, que tenía que estar a las 8 en mi casa. Me preguntó tantas veces porqué estaba obligado a volver a mi casa a esa hora, que casi sin darme cuenta le conté todo. Me miró perplejo, y sin articular demasiadas palabras tan solo atinó a decirme "Voy con vos. Quiero verla". Al principio me negué. Pero su voz estaba tan llena de incredulidad, que, enardecido, casi terminé exigiendole que me acompañe y la vea.
Cuando llegamos la zancuda no estaba en casa. Me excusé diciendo que muchas veces se demoraba. Usuriaga me miró pesado, me palmeó la espalda y se fue sin decir mas.
El avestruz llegó al rato, con un pollo al spiedo de la rotisería de la vuelta.
Lo cierto, Papá, es que ya no me importa lo inverosimil de mi situación. No me importa que Usuriaga no me crea. Pero quisiera, si podés, que vengas a visitarnos. Le hablé mucho de vos al Avestruz. También le conté de nuestra pelea. Y si... ya sé, vas a decir que estoy loco, pero creo que te llevarias muy bien con ella.
Ultimamente vuelve tarde. Cada vez mas tarde. Cada vez mas parca, mas callada.
Ayer finalmente me atreví a preguntarle algo que me viene rondando hace varios dias por la cabeza.
"¿Te vas a ir?" Le dije.
No me devolvió ni un graznido.
Espero tu respuesta Juan Carlos. Mandale un beso grande a Mamá. Cuidense mucho.
A.

4 opinaron al respecto:

Tefilina dijo...

auch...
la soledad es buena compañera... hasta cierto punto...

se puede decir que me conmovió bastante...

Anónimo dijo...

chee
llegué tarde al blog y me perdí un poco con todo este asunto de juanca...
es un homenaje a cortázar?
quizás es una conexión completamente arbitraria, pero me recuerda, entre tantas cosas, a carta a una señorita en paris, sino lo leiste, me atrevo a afirmar que forma parte de tu biblioteca inconciente.
Me encantó tano!

carmela dijo...

Hoy había una paloma en el subte y me acordé de tu cuento, de Juanca, de vos en algun punto.


el 8 es mi pre muestra, vente si te place, es a la nochecita cita.

beso

Unknown dijo...

El avestruz llegó al rato, con un pollo al spiedo de la rotisería de la vuelta.

¡Ave inescrupulosa!