4.2.08

"Pretendiendo el mal paso"

Me encontraba la adolescencia temprana, esa adolescencia que algún cínico desvergonzado afirmó que era una edad maravillosa.
Me encontraba esa sensación puber de verme frágil e inexperto. Torpe.

Me encontraba con ella releyendo cada gesto. Obsesionado en encontrarle algún semblante de duda. De incomodidad en el relato.
Estaba sentada, radiante, sobre un sillon gomaespumoso, hablaba y mis ojos se perdian en su encanto de "dejarse ser".
Se soltaba el pelo y sonreía complice y en su sonrisa, la doble trampa del "algotuyomegustaperonoalcanza" me aflojaba la boca que se contraía en muecas desvariadas para no desanudarse en una sonrisa que gritara te quiero.
Sus manos tomaban mis manos, y sus dedos jugeteaban con mi aliento, y en mi cabeza galopaban contradicciones, tratando de refrenarme el impulso inequívoco de lanzarme hacia su beso que no estaba.
Y aguantaba esos dias y las charlas de café, sumerigendome en el putrido fango de la amistad, del cual sabemos, no se sale.
Por las noches me visitaba. Siempre por las noches, y en sus largas charlas de "casiperono" a veces me hacía creer a mi mismo que solo eso me bastaba. Pero cuando bordeaba la madrugada y ella se iba en un taxi presuroso, los dedos temblorosos de tanto alienar el deseo, me recordaban cuanto queria acicalarla entre mis uñas, mutilarla a mordiscos, deshacerla entre mis huesos.

Y ella hermosa... radiante. Al tanto, me decía yo, de todo esto, seguramente espectadora de este partido de tenis entre mi impulso y mi cerebro.
Hablaba, hablaba musica, sonidos... y jugeteaba con sus dedos por las lineas de mi timpano.

Un día, ya harto, elegí desaparecer; elegí desterrarme y desterrarla del éspiral que eran nuestros días. No quería gritarle, no podía gemirle, ya no podía ni escucharla.

Años despues, me encontré encontrandola, aquí, ahora, en mi adolescencia tardía.

"Como me gustabas"- Dijo ella
"Como me gustabas" - Dije yo.

Y el tiempo preterito dijo lo que faltaba.

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